La
idea principal es que los coches de cada marca sean reconocibles por los
aficionados, con dos plazas y un mayor peso mínimo (980 kilos). Habrá un único
sistema de recuperación de energía en el eje delantero pero de doble tracción,
y éste deberá estar disponible para los equipos privados a un precio fijo. Se
busca así que se pueda luchar por la victoria en Le Mans a un cuarto del costo
actual. Se habla de los hypercars que existen hoy en el mercado: McLaren, Aston
Martin, Lamborghini, entre otros.
Continuará
el control del consumo tal y como ocurre hoy, pero se mantiene una libertad
casi absoluta en cuanto a los motores, siempre y cuando sean híbridos y tengan
una potencia cercana a los 700 caballos en su componente térmico y 270 mediante
KERS. A nivel aerodinámico se dará mayor peso al suelo de los coches para dar
así mayor libertad ‘estética’. Los cálculos de la FIA y el ACO indican que
estos coches girarán en Le Mans en 3m20s –unos 5 segundos más lento del record
actual.
La
nueva categoría aún no tiene nombre definido y los responsables del WEC tienen
pensado consultar a los aficionados al respecto, estando previsto dar más
detalles a partir del mes de noviembre. Se sigue trabajando en la posible
unificación reglamentaria con el certamen IMSA de Estados Unidos.
También
pusieron sobre la mesa la incorporación de coches alimentados a hidrógeno, a
partir de 2024 y la creación de una categoría de resistencia para mujeres.
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