A los 81 años falleció Max Mosley, ex presidente de la Federación Internacional del Automóvil (FIA) entre 1993 y 2009.
El británico, primero fue piloto y en 1969 fue uno de los fundadores de March (junto con Alan Rees, Graham Coaker y Robin Herd), marca que compitió en la Fórmula Uno pero sus mayores éxitos los tuvo en las categorías promocionales hasta mediados de los 80 (F. 2, F. 3, F. Atlantic, entre otras).
Aliado de Ecclestone en la pelea FISA-FOCA en los 80 ganando batallas al francés Jean Marie Balestre a quien sucedió en el cargo de presidente de la FIA. Para terminar con aquellos litigios, redactó el primer Pacto de la Concordia que sellaba los acuerdos entre los equipos y la FIA.
Una vez en el cargo, Mosley le vendió los derechos comerciales de la F. 1 a Ecclestone, y juntos se encargaron de sepultar el éxito del Mundial de Prototipos llevándose las marcas a la F.1 (Mercedes, Peugeot y Toyota) como motoristas.
Durante su mandato, también se preocupó por la seguridad de los autos y de los circuitos, implementando medidas rigurosas y exigentes que continúan aplicándose hoy: el crash test para homologar los autos, el uso del Hans –después del accidente de Ayrton Senna-, etc.
También promovió el Programa Europeo de Evaluación de Automóviles Nuevos (Euro NCAP).
En su último período como presidente, propuso el tope presupuestario a los equipos y así captar más interesados en competir pero fue rechazado (recién en 2020, con la pandemia y Liberty Media se aprobó aquella idea).
Los equipos que entraron a la máxima en 2010 -que habían sido seleccionados unos meses antes de dejar el cargo-, duraron poco y ya no existen: Lotus (Caterham), Virgin (Marussia) y HRT (Hispania),
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