Hace poco más de un año –11 de febrero de 2019- escribíamos sobre Patricio O’Ward que tenía un millón de dólares pero no tenía auto para correr en Indycar. Algo inédito, por cierto. El contrato que tenía con el equipo Harding Steinbrenner se rompía de manera unilateral al disponer aquel equipo un solo auto para que lo corriera Colton Herta, dejando sin volante al piloto mexicano.
Este hecho, recibió
varias críticas y “el Pato” recibió la solidaridad de Santiago Urrutia por lo
que le había ocurrido, citando que a él le habían hecho algo similar.
Finalmente, O’Ward consiguió correr en el modesto equipo Carlin, con poco suceso, después fue contratado por Red Bull Academy para que corriera en la Súper Fórmula japonesa y –al no conseguir los puntos necesarios para debutar en F. 1- regresó a Estados Unidos y el próximo sábado debutará en el equipo McLaren asociado a Schmidt Peterson Motorsport. Final feliz, podemos decir.
Traje a colación la historia del piloto mexicano porque el objetivo de
esta nota, es saber qué hará Santiago
Urrutia después del mal trago recibido ayer cuando la categoría Indylights
anunció la cancelación del campeonato 2020.
Tanto el piloto
uruguayo como su entorno se han llamado a silencio, pero no están quietos.
Ahora, se trata de
salvar el año compitiendo en otra categoría, aprovechando el presupuesto
disponible.
Imagino que por estas
horas a Santiago le estarán llegando varias
ofertas de distintas categorías, sabiendo los “interesados” que tiene ese
presupuesto, mas en estos tiempos difíciles.
No tengo idea del
origen de esas ofertas, pero intuyo que serán de equipos de Estados Unidos y de
Europa, basándome en sus antecedentes en las categorías donde ha competido
(descarto Argentina porque Santi ha declarado que no está en sus planes correr
en el vecino país, al menos hasta que se le agoten sus proyectos en el primer
mundo).
MONOPOSTOS. Si la idea era volver a correr en monopostos, no creo que Santiago corra en otra categoría similar a Indylights, por ejemplo la F. 2 Europea; tampoco arriesgo decir -ojalá me equivoque- que negocie alguna carrera en Indycar. Este año, la categoría estadounidense tiene el 99% de sus asientos ocupados para toda la temporada que arrancará el sábado en Texas, aunque para las 500 millas de Indianápolis que se correrán el 23 de agosto siempre es posible conseguir un auto, con budget por supuesto. Después de todo, es el sueño de Santiago poder correr algún día esta centenaria competencia.
TURISMOS/GT. En cambio, si busca todavía correr un campeonato completo, me inclinaría a autos de turismo en Europa: tanto el TCR europeo –donde corrió en 2019- como el WTCR –que era su primera opción para este año- comenzarán sus torneos en agosto y setiembre, respectivamente. Sería muy bien recibido, todavía está a tiempo.
De hacerlo en
EE.UU., los autos deportivos de IMSA pueden ser una opción; la categoría
reinicia su campeonato en julio -sólo alcanzó a correr las 24 horas de Daytona en enero- y todavía faltan 10 carreras, algunas de ellas
en circuitos conocidos por el piloto uruguayo.
Lo cierto, es que
Urrutia y su gente se están moviendo para ver dónde puede competir este año,
aprovechando el presupuesto original que estaba destinado para correr en Indylights.
En días, sabremos su futuro deportivo.
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